Hoy tuvimos una tarde de densas nubes. Tarde oscura gracias y un sol que solo brillaba gracias a su ausencia. El parqueo de La Sirena de Villa Mella estaba repleto de vehículos. Pero Juan (nombre ficticio), taxista de la aplicación InDriver, encontró un parqueo disponible, luego de dejar a su cliente.
Se disponía a visualizar los viajes disponibles en la aplicación para continuar trabajando. Pero de repente se da cuenta de que no tenía señal de Internet. El servicio de Viva se cayó.
Viva no da la cara
Juan entró a la plaza comercial y se dirigió al local de Viva, la empleada se lo confirmó. No sonrió, no lo miró a los ojos. Cabizbaja; solo atinó a decir: “no hay Internet”. Justo en ese momento, Juan se dio cuenta de que su día de trabajo se había terminado.
Como Juan, miles de taxistas, periodistas, redactores freelance, vendedores y otros trabajadores fueron afectados por la caída del servicio de Internet móvil de Viva.
Se cayó el servicio, pero Viva no informa a sus clientes
Al igual que Juan, los demás afectados esperaban, por lo menos, una disculpa vía llamada automatizada o mensaje de texto. A través de este recurso, también podían ofrecer al cliente un tiempo aproximado de reposición del servicio. Esto le da tranquilidad a los clientes y le demuestran que la empresa se preocupa por ellos. No ocurrió.
¿Por qué digo que Viva se enamora? La empresa tiene el servicio más económico del país. Invierte millones de pesos en publicidad y sus anuncios están muy enfocados en la gente común.
Mucha gente se enamora de sus precios. Pero el servicio es inestable. Vendedores, taxistas, camioneros, reporteros y otros trabajadores que necesitan moverse a distintas localidades, diariamente, no les funciona.
El servicio es inestable, en múltiples zonas no tienen señal y, para colmo, no muestra ni un ápice de preocupación por sus clientes, ante incidentes que, se supone, están fuera de su control.
Viva lleva tres horas sin servicio
A Juan se le fue el servicio a las 5:00 de la tarde, ya son las 8:00 y todavía no tiene servicio. Tampoco una respuesta que tenga sentido de parte de Viva. Peor aún, Juan no puede conseguir “los chelitos” de hoy. Si mañana reponen el Internet Móvil, este taxista tendrá que esforzarse el doble.
Tiene casi 400 mil clientes. Opera a nivel nacional. En su afán por competir con dos colosos del sector, intenta ampliar su cobertura y lograr la muy anhelada estabilidad en el servicio.
Tras 20 años en el mercado, no lo ha logrado. La pregunta es: ¿Viva está haciendo algo para, al menos, mantener su actual cuota de mercado? Solo respuestas juiciosas, por favor.